sábado, 28 de diciembre de 2013

Libre te quiero, sin Amancio Prada


Libre te quiero, sin Amancio Prada

Sé que no está muy bien visto recordarlo, pero colgar como símbolo del apoyo a las mujeres la voz de alguién que apoyó públicamente a un acosador condenado no parece un homenaje para ninguna mujer. (Lo siento por el poema de García Calvo, pero si Libre te quiero será sin Prada).

Amancio Prada se manifestó públicamente en apoyo de su paisano Ismael Álvarez condenado por el acoso sexual de su examante y compañera de partido y de ayuntamiento Nevenka Fernández. Pero se ha olvidado, en este país de la desmemoria. Ahí van varios enlaces, conseguidos dándole al buscador los tres nombres propios.
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-07-06-2002/abc/Nacional/cerca-de-3000-partidarios-de-alvarez-y-300-de-nevenka-salen-a-las-calles-de-ponferrada_105103.html
http://elpais.com/elpais/2011/02/02/actualidad/1296638229_850215.html
http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z3500DC66-C1F1-B63C-17BE29316FE5ED1A/20120506/desvanecida/nevenka
http://politica.elpais.com/politica/2013/03/09/actualidad/1362830297_566347.html
El escritor Juan José Millás publicó en 2004 el libro «Hay algo que no es como me dicen: El caso de Nevenka Fernández contra la realidad», en el que novelaba el caso y su efecto sobre Nevenka Fernández.
26000 y unos tantos castellanoyleoneses menos este año... esto va para desierto pasando por la fase de geriátrico más extenso de Europa.
¿No estaban "nuestros dirigentes" ocupados en la lucha contra la despoblación? ¿o eso ayuda?
(Aspirando al carnet joven a los 60 por ser de las menos viejas del lugar.)


 A este paso sólo quedarán/quedaremos aquí las personas de movilidad reducida.

Burra en noria.



Dándole vueltas al cabreo de volver a darle vueltas a lo que ya se consideraba asumido.
Dándole vueltas a eso de que el feminismo era una antigualla siglo XX.
Dándole vueltas a eso de que todos son iguales pero unos más iguales que otros.
Dándole vueltas a eso de que todos somos iguales pero unos más iguales que otras.

Dándole vueltas a esa ley contra la libertad sexual y reproductiva de las mujeres que ha "parido" el gobierno Rajoy por boca/mano de Gallardón. Pensando que no es contra el aborto -si fuera así lo hubieran declarado ilegal sin más- sino contra las mujeres -no "sólo" contra nuestra libertad sexual, ni siquiera contra nuestra libertad, contra nosotras-, que sólo podremos "decidir" no ser útero incubadora si lo aprueban médicos, jueces y otros técnicos -si lo deciden otros, las normas de otros- o si nos han dañado físicamente -¿de nuevo nuestro cuerpo como patrimonio de otros?-.

Dándole vueltas a que puede que sí -sí, pero, R.A.G.- sea la biología y a que Freud tenía razón -más sí, pero- pero al revés, la envidia existe, pero no es la del pene, es la del útero que crea y la de ese -según dicen- gratuito para la reproducción orgasmo femenino.

Dándole vueltas y pensando que una parte de mí -esas pocas cosas que tengo claras y en las que creo- preferiría que la ley prohibiera el aborto si lo consideran un crimen en lugar de volvernos además de úteros incubadora menores incompetentes tuteladas.

Dándole vueltas. Para acabar en algo ya viejo:

No me quieren
me temen
coño destino
los mismos que me nombran virgen
coño origen.

(PS.- No me hagan caso, señores, sólo soy una mujer, más o menos sinónimo de debilidad mental. Déjenme dándole vueltas, burra en noria.)


domingo, 17 de noviembre de 2013

¡Por la utilidad de las "antiguallas inútiles"!


Sobre la solución del conflicto de la limpieza y jardinería de Madrid.



Parece que las huelgas sí sirven para algo.

Parece que esos "sindicatos que están del lado del enemigo" pueden negociar mejores condiciones incluso en los desastres.

¿Será que al final la cuestión es sólo la cantidad -y la calidad de resistencia- de l@s trabajador@s que están detrás?

 

Por otro lado ¿en manos de quiénes estamos dejando nuestra salud?


Al parecer -una ya no sabe si fiarse de ninguna noticia, duda nada existencial sobre los medios y las fuentes- hay un acuerdo para los próximos cuatro años entre l@s trabajador@s de la limpieza y la jardinería de Madrid y las empresas concesionarias del servicio.

En resumen, la reducción del 20% en las plantillas se hace mediante un ERTE de 45 días al año hasta 2017 para tod@s l@s trabajador@s y bajas incentivadas, sin despidos, y con la prohibición de modificarlo o hacer más EREs durante la vigencia de éste. El 16% de baja en el contrato con el ayuntamiento lo pagan ell@s pero entre tod@s, y quedándose en casa, sin bajada del salario/hora -no es una buena solución, se utilizan días del desempleo, pero repartir el trabajo es mucho mejor que un 20% de plantilla en la calle-.

Lo que ha desaparecido es la bajada de sueldo de hasta el 40% que las empresas aprovechaban para meter como quién pasa por ahí. Supongo que no era necesaria, pero producía evidentemente un enorme aumento en sus ganancias, y para eso están. Y como estamos en un momento en el que parece que cuela todo, lo intentaron. No se lo critico. Siempre digo que que forzar los límites es de algun modo la obligación de quién está del otro lado de la cuerda, para ver hasta donde se aguanta, hasta donde aguantamos. Lo que ha ocurrido es que esta vez quiénes estaban enfrente han respondido con la única fuerza que tenemos quiénes estamos del otro lado, la de ser más y ser necesari@s, la de poder estar unid@s y ser, entonces, un poco más fuertes, con el uso de ese instrumento que quieren "domesticar", la huelga.

Veremos esta tarde si l@s trabajador@s consideran suficiente el acuerdo. Lo que ya hemos visto es cómo están dispuestas a trabajar las empresas concesionarias, que también están haciéndose con el control y la gestión de hospitales, y el ayuntamiento. De eso deberíamos aprender, y mucho. Claro que se me ocurre pensar que nadie razonable le asignaría la gestión de nada importante -y mucho menos de cosas básicas como sanidad o limpieza, nuestra salud- a la pandilla que disfrutó y no previó nada en la burbuja inmobiliaria. ¿Será que hay gente que es de verdad fiel a sus amistades -¿a sus comisiones?- siempre?

Voy a echar de menos -lo sé, ya hemos quedado hace rato en que soy una mujer de poca fe- un cambio sustancial en los comentarios sobre los sindicatos de clase a partir de esta experiencia. Erráticos, desnortados, equivocados, excesivamente pactistas, invadidos por Fidalgos, todo lo que se quiera, pero profundamente necesarios -en caso de duda es suficiente mirar quiénes quieren cargárselos para que se disuelvan todas-. Debemos exigir y propiciar un cambio en su interior, eso no lo discuto. Pero de una en una no somos nada, solos pueden aplastarnos. Y conseguir soluciones mucho menos malas en los peores momentos es un signo de que sirven, de que son capaces de funcionar.


lunes, 21 de octubre de 2013

Aunque a veces nos joda. Aunque las malas personas se aprovechen.


Si como seres humanos somos lo que vale nuestra palabra, como sociedad valemos lo que valen nuestras leyes.

Aunque a veces nos joda. Aunque las malas personas se aprovechen.



Sé que esta vez mi opinión no sólo nadie me la pidió, sino que además va a ser molesta para algunas personas, incluso de entre con quiénes comparto esto. Quizás es precisamente por eso por lo que creo que esta vez debo escribirla.
Es sobre la sentencia del Tribunal de Estrasburgo de hoy declarando la vulneración del artículo 7 (no hay pena sin ley) del Convenio Europeo de Derechos Humanos en la aplicación retroactiva de la llamada "Doctrina Parot" en el caso de la condena a una etarra.

Entiendo que el Tribunal de Estrasburgo haya dicho que es ilegal aplicar retroactivamente las leyes a las personas penadas.
Espero, por la parte que me toca como persona, como ciudadana, que así sea. Que ningún gobierno de mi país pueda decidir estirar hasta donde desee el cumplimiento de un castigo que era menor cuando cometí la falta o el delito, cuando fui juzgada. Así es como creo que debe ser. Aunque mi nombre sirva para aterrorizar a la infancia no debería servir para dar nombre a un cambio sobrevenido ni para que se me aplique uno.
Aunque luego, cuando eso se aplica a asesinas en serie, a violadores y asesinos de niñas, a seres monstruosos que han hecho del dolor ajeno su vida y sobre todo a quénes con alta probabilidad volverían a hacerlo en el momento en que vuelvan a pisar la calle, en ese momento, digo, me entren las ganas de la cadena perpetua, de la manada de hostias hasta que me duela, de "forzar la ley no es tan malo si mantiene a esa gente dentro" como menor de los males.

Pero no, no voy a dejar que me hagan eso. Yo creo en la sociedad, en la ley (quizás no en la que hay, ni en la forma de ejecutarla, pero sí en nuestro derecho a tenerla, para mí y contra mí, en el espacio social en el que vivo) como el marco dentro del que nos relacionamos.

Este es uno de esos temas en los que al final nos ponemos a prueba. Los tribunales europeos nos parecen muy buenos cuando sus sentencias coinciden con aquello en lo que creemos y se acomodan a nuestros deseos. Puede que no sean muy buenos. Pero no serán peores cuando dicen que la actuación del gobierno o de la justicia deben olvidar el camino de la trampa y ajustarse a la ley, aunque eso nos deje más indefensos de lo que nos gustaría.

Si como seres humanos somos lo que vale nuestra palabra, como sociedad valemos lo que valen nuestras leyes. Aunque a veces nos joda. Aunque las malas personas se aprovechen.

PS.- Hoy he sentido una inmensa vergüenza ante el tratamiento que se ha hecho en el informativo de mediodía en la Cadena Ser de Valladolid de la confirmación por parte del Tribunal de Estrasburgo de la no legalidad de la aplicación de la doctrina Parot. Una entrevista a una madre víctima (madre de víctima a la que una no puede dejar de entender y con cuyo dolor empatizamos sin remedio), una entrevista sin más explicación del asunto, sin contraste. Un amarillismo que no es digno del medio, ni del periodismo, en mi opinión. Luego me ha pasado con otros informativos en varios medios.
He sentido vergüenza también ante estados que he ido leyendo, ante comentarios que no esperaba de ciertas personas.

Hoy he sentido rabia porque la vergúenza se me quedaba corta.

Hoy, también, doy gracias por voces que están a la altura, sobre todo por ese solitario político llamado Gaspar Llamazares, que ha dicho lo que piensa cuando no está bien visto, cuando no es popular ni fácil.

Podemos modificar las leyes para el futuro. Pero deberíamos aprender que no conviene hacerlo a golpe de calentón, sino como fruto de una reflexión comunitaria. Las leyes, nuestra palabra como sociedad, deben ser una garantía siempre.