I.
De "El síndrome Muxia", en el blog
de Manuel Seco "Ni dios, ni patria, ni rey" en "el diario":
"Me cuentan que el Partido Popular ha
sabido movilizar de nuevo a conventos y residencias de ancianos gestionadas por
piadosas monjitas de todo pelaje. Dicen que hasta llevaron a votar con la
papeleta del PP a enfermos de Alzheimer. Por eso, en estos momentos en que apresuradamente
os escribo, quisiera dejaros una última reflexión: lo peor de esa enfermedad no
es que pierdas la memoria y la identidad. Lo peor es que alguien pueda
convertirte impunemente en votante del PP, en cómplice involuntario de sus desmanes.
Curiosamente, ambas enfermedades, PP y
Alzheimer, comparten el mismo síntoma: la falta de memoria, el olvido."
II.
A mucha gente nadie la llevó a votar ayer por
el PP, pero quedándose en casa también se convirtió en cómplice (yo diría que
voluntario) de sus desmanes.
Podemos elegir quién nos representa (y hay
piratas, antitaurinos, promarihuana y un largo etc para los que no quieren
largos programas que no van a cumplirse o con los que sólo coincidir
parcialmente); en caso contrario podemos presentarnos, hacer voto nulo o lo que
sea, pero que cuente, que no nos metan en la lista de los que estaban de
resaca, tienen pereza, el resto del mundo les importa un rábano o, aún peor, no
quieren democracia ninguna. Si decidimos no votar, estamos dejando que los que
no faltan decidan por nosotros (y no nos engañemos, así dejamos que nos
representen).
III.
Si no ejercemos nuestros derechos, estamos de
hecho perdiéndolos... y en democracia (imperfecta, sí, pero democracia,
comparemos con otros sistemas) SÍ NOS REPRESENTAN.